martes, 15 de abril de 2014

Valparaíso como Inspiración

“Hay ciudades con mito y ciudades sin mito, escribe Gonzalo Rojas, acuñando una frase poética memorable: Y alguna vez lo habré dicho: no basta con amar Valparaíso; hay que merecerlo…[1]
            Valparaíso es una fuente de inspiración para muchos artistas, entre ellos grandes poetas como Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Nicanor Parra, y tantos otros, es evocación de escritores y músicos, que plasman sus peculiaridades y su naturaleza en sus obras y canciones y han ayudado a alimentar el imaginario[2] del puerto a lo largo de su historia.
Pero, ¿Qué tiene Valparaíso que atrae a tantos pintores, cineastas y escritores? ¿Qué vio en sus escaleras Neruda? ¿Qué vio en sus paisajes Lukas? ¿Qué enamoró a tantos músicos que le han dedicado sus melodías? ¿Qué tienen sus cerros que embrujan a los turistas?
El puerto ha sabido cautivar a grandes artistas visuales, quienes a través de sus obras han plasmado hasta los rincones más escondidos del puerto, desde panorámicas de la bahía en las pinturas del alemán Mauricio Rugendas, los naufragios en la bahía y los barcos del inglés Charles Wood, los retratos del porteño Alfredo Valenzuela Puelma, pasando por los cerros y sus humildes habitantes en las obras de Juan Francisco González hasta llegar al porteño Camilo Mori quién pintó a los porteños y sus cerros. Otro artista destacado es el italiano Renzo Pecchenino, más conocido como Lukas, quién dibujo a la sociedad porteña y sus paisajes en sus caricaturas, reconocidas hasta el día de hoy como un retrato de la idiosincrasia de la época.
El séptimo arte también ha sabido de Valparaíso, el holandés Joris Ivens retrató la magia porteña en su documental A Valparaíso del año 1963, en donde plasmó las particularidades de la arquitectura porteña, su estructura y aparente caos mezclado con una crítica social a la otrora ciudad próspera del pasado, que por aquel entonces atravesaba problemas económicos y sociales. Otro cineasta que también mostró Valparaíso pero desde una mirada más amarga fue el porteño Aldo Francia con sus dos únicos largometrajes Valparaíso mi Amor y Ya no Basta con Rezar, en donde destaca el Valparaíso de los pobres y necesitados, el Valparaíso de los cerros, un Valparaíso más real. En la actualidad el puerto tiene continuas apariciones en películas, teleseries y series nacionales e internacionales.
No se quedan atrás los músicos que también han sido cautivados por Valparaíso, es así que existe una gran cantidad de canciones dedicadas al puerto, entre ellas las más destacadas evocan ese aire nostálgico de sus cerros y de otros tiempos, la muerte, la pobreza, y la bohemia se combinan en sus letras, destacando la más famosa de todas Valparaíso de Osvaldo Rodríguez en donde se muestra una cara triste de Valparaíso aludiendo a las diferencias sociales existentes, también destaca La Joya del Pacífico de Víctor Acosta en sus diversas versiones, es una de las pocas canciones que no hablan de tristeza y evoca el imaginario que se muestra del puerto. Otras canciones conocidas son: Cuando Valparaíso de Quilapayún, Valparaíso en la Noche de Ángel Parra y Valparaíso de Patricio Manns.
Sin embargo el campo que más ha aportado en enriquecer el imaginario de Valparaíso es la literatura. Exponentes como Pablo Neruda un fiel amante porteño que dedicó varios de sus poemas al puerto y a sus escaleras interminables, Manuel Rojas quien relató sus experiencias en Hijo de Ladrón y Lanchas en la Bahía, Salvador Reyes y su Puerto de Nostalgias, Joaquín Edwards Bello y Valparaíso Ciudad del Viento, Gonzalo Rojas y la fundación de Valparaíso, el “poeta nacional” Víctor Domingo Silva, Carlos Pezoa Veliz, Juan Uribe Echevarría, Sara Vial, Ennio Moltedo, Roberto Ampuero y un largo etc. de escritores y poetas que han retratado algún aspecto del puerto y que han enriquecido la magia que rodea a Valparaíso.
Estos artistas, cineastas y escritores enamorados de Valparaíso, están embrujados por la magia del puerto, su amor a los cerros y a su bahía, les atrae su arquitectura desordenada y la verticalidad de sus barrios, los golpea el amor a primera vista del aparente caos de la ciudad que tiene su lenguaje propio, disfrutan de la bohemia y de los bares porteños y han sabido apreciar las particularidades del puerto y del porteño, la identidad y lo especial de cada rincón del puerto desde sus escaleras, calles y casas, hasta su espectacular vista al mar.
Los artistas mejor que nadie han visto en el puerto una imagen pintoresca de la gente de los cerros, han visto en la vida de la gente humilde algo que les llama la atención, han resaltado su forma de vivir, sus costumbres y han tomado algo de ellos para sus poemas. Han citado su forma de amar, de convivir, de sentir y de pensar, han visto algo poético en la forma en que cuelgan las ropas de las casas comparándolas con banderas y de cómo éstas casas se abalanzan sobre el mar como queriendo hundirse en él, pero que a su vez huyen hacia los cerros de los azotes que el mar da. El puerto sólo muestra su belleza a aquellos ojos que de verdad quieren verla, se deja sentir por aquellos que realmente quieren recorrer el puerto y sentirlo, sentir su piel de mar, arena y tierra, sentir su aroma que azota junto con el viento al plan y a los cerros.
Así también los turistas han sido embrujados por Valparaíso, sus cerros tienen ese atractivo de mirar hacia el mar, el puerto es una puerta de entrada y salida para la imaginación y los sueños, la libertad y la sensación de ver y tener todo desde lo alto de los cerros es lo que alimenta el deseo de vivir en ellos, de formar parte del imaginario de Valparaíso.



[1]P. 241. BROWNE, Allan. Hay Ciudades con Mito. En: Consejo de Rectores V Región. Letras en Valparaíso. 2010.
[2]“«El imaginario es, según Cornelius Castoriadis, una creación incesante de figuras/formas/imágenes, a partir de las cuales solamente puede uno referirse a algo» (citado en Vergara, 2001: 46). Los imaginarios sociales se construyen entonces a partir de las percepciones y su tratamiento subjetivo por parte de los individuos. Sin embargo, en esta construcción individual intervienen varios factores que remiten al acervo de conocimientos que el individuo ha adquirido a partir de su interrelación con los demás en un contexto social dado; igualmente, a otra escala, es evidente que intervienen mecanismos, entre otros los medios masivos de comunicación, que propician orientaciones en el sentir colectivo sin que ello implique que el individuo sea incapaz de reaccionar frente a los estímulos propuestos por los medios”. P.113. HIERNAUX, Daniel. Los Imaginarios del Turismo Residencial: Experiencias Mexicanas. En: MAZON, Tomás, HUETE, Raquel y MANTECON, Alejandro (Eds.) Turismo, Urbanización y Estilos de Vida. Las Nuevas Formas de Movilidad Residencial. Editorial Icaria. Barcelona. 2009. “El concepto de imaginario urbano apunta la existencia de una paradoja entre la “ciudad real” y la “ciudad imaginada”: mientras la primera puede ser concebida como el conjunto de estadísticas, mapas y otro tipo de mediciones objetivas sobre un espacio urbano determinado, la segunda indica las percepciones de los habitantes respecto al lugar que ellos habitan, tratándose de un conocimiento subjetivo que se sustenta en la vida cotidiana. Desde este ángulo, una ciudad tiene una serie de imaginarios, los cuales representan distintos mapas cognitivos sobre cómo los habitantes viven en un territorio definido como común. Quienes viven en una ciudad nunca la conocen por completo, pero aun así tienen una imagen de aquellos barrios y lugares que no han visitado o que tan sólo han divisado”. P. 13. MORENO, Carolina, ROVIRA, Cristóbal. Imaginarios: Desarrollo y Aplicaciones de un Concepto Crecientemente Utilizado en las Ciencias Sociales. Investigación para la Política Pública, Desarrollo Humano, HD-08-2009, Programa de las Naciones Unidad para el Desarrollo, Dirección Regional para América Latina y el Caribe RBLAC-UNDP, New York, 2009.

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