sábado, 24 de octubre de 2009

Tipo de personalidad: 6 el Leal

Leyendo un libro de eneatipos, llegue a la concluisión que el tipo 6 encaja con mi personalidad.

"Hemos llamado leal a este tipo de personalidad porque, de todos ellos, los Seis son los más leales a sus amigos y fieles a sus creencias. Se hundirán con el barco y perseverarán en las relaciones de todas clases mucho más tiempo que la mayoría de los otros tipos. También son leales a ideas, sistemas y credos, incluso a la creencia de que hay que poner en duda o desafiar toda idea o autoridad. En realidad, no todos los Seis se llevan bien con las cosas como están; sus ideas podrían ser rebeldes y antiautoritaristas e incluso revolucionarias. En todo caso, van a luchar por sus creencias con más fiereza con la que luchan por sí mismos, y defenderán su comunidad o familia con más tenacidad que con la que se defienden ellos.
El motivo de que sean tan leales es que no desean ser abandonados ni quedar sin apoyo (su miedo básico). Así, el problema principal para el tipo Seis es la falta de seguridad o confianza en sí mismo. Llegan a creer que no poseen los recursos internos para hacer frente solos a los desafíos y caprichos de la vida, por lo cual, para orientarse, dependen cada vez más de estructuras, aliados, creencias y apoyos exteriores. Si no existen las estructuras convenientes, contribuyen a crearlas y mantenerlas.
El Seis es el primer tipo de la tríada del pensamiento, lo cual significa que estas personas tienen la mayor dificultad para conectar con su orientación interior; en consecuencia, no se fían de sus mentes ni juicios. Esto no significa que no piensen; por el contrario, piensan, y se preocupan, ¡muchísimo! También temen tomar decisiones importantes, aunque al mismo tiempo se resisten a que otra persona las tome por ellos. Desean evitar que las controlen, pero también temen asumir responsabilidades que pudieran colocarlas en la línea de fuego. (El viejo adagio japonés, «La hoja de hierba que crece demasiado alta la cortan», alude a esta idea.)
Los Seis son conscientes de sus ansiedades en todo momento, y siempre buscan maneras de construirse baluartes de «seguridad social» para protegerse de ellas. Si se creen con respaldo suficiente son capaces de avanzar con cierto grado de confianza; pero si el respaldo se desmorona, la ansiedad y las dudas los invaden y se reactiva su miedo básico. Una buena pregunta para este tipo podría ser, por lo tanto: «¿Cuándo voy a saber si tengo suficiente seguridad?», o, si vamos al fondo: «¿Qué es la seguridad?». Sin la orientación interior esencial y la profunda percepción de apoyo que da, los Seis están en un eterno esfuerzo por encontrar terreno firme.
Tratan de formarse una red de personas de confianza sobre un fondo de inestabilidad y miedo; suele invadirles una ansiedad indecible y luego intentan encontrar o inventarse motivos que la expliquen. Con el deseo de que haya algo sólido y bien definido en sus vidas, podrían aferrarse a explicaciones o posturas que creen que justifican su situación. Dado que les cuesta «creer» (confiar, tener fe, convicciones, posturas), y dado que eso es tan importante para su estabilidad, una vez que establecen una creencia fiable no la ponen en duda fácilmente ni desean que lo hagan otros. Lo mismo vale para las personas que forman parte de sus vidas: cuando logran confiar en alguien, hacen todo lo posible por mantener la relación con esa persona, que actúa a modo de medida de eficiencia, memora o reguladora de sus reacciones emocionales y de su comportamiento; por lo tanto, hacen todo lo que está en su poder para mantener esa afiliación.
Mientras no conectan con su orientación interior, los Seis son como una pelota de ping-pong que va de un lado a otro según la fuerza de las influencias que lo alcanzan en un momento dado. Dada esta reactividad, digamos lo que digamos sobre los Seis, también suele ser cierto lo contrario. Son fuertes y débiles, temerosos y valientes, confiados y desconfiados, defensores y provocadores, dulces y amargos, agresivos y pasivos, matones y enclenques, pensadores y realizadores, están a la defensiva y a la ofensiva, en grupo y solos, son creyentes y escépticos, cooperadores y obstaculizadores, tiernos y duros, generosos y mezquinos, etcétera. Su «sello» característico es lo contradictorio, el hecho de que son un manojo de opuestos.
Su mayor problema es que intentan crear seguridad en su entorno sin resolver sus inseguridades emocionales. Pero cuando aprenden a enfrentar sus ansiedades comprenden que si bien el mundo está siempre cambiando y es, por naturaleza, incierto, pueden estar serenos y ser valientes en cualquier circunstancia. Y son capaces de lograr el don mayor de todos, estar en paz consigo mismos pese a las incertidumbres de la vida.
Los Seis sobrellevan la ansiedad buscando seguridad y respaldo en amigos y aliados. Proyectan amistad e intentan crear lazos desarmando a los demás con su simpatía y humor. Suelen burlarse de sí mismos a la vez que ofrecen apoyo y afecto a otros y a veces se los podría confundir con el tipo Dos; son los más interesados en encajar. Son bastante idealistas y les gusta sentirse parte de algo más grande que ellos, una causa, una empresa, un movimiento o un grupo, y están dispuestos a hacer sacrificios importantes para asegurar esa afiliación.
A veces también se parecen a los Uno en su adhesión a protocolos y formas. Buscan seguridad mediante compromisos, obligaciones, acuerdos, contratos, un seguro de que nadie se aprovechará de su arduo trabajo. Cuando se sienten más inseguros buscan espacios en los que personas de igual mentalidad o problemas se ayudan mutuamente (grupos de doce pasos).
Aunque son capaces de trabajar muchísimo por los demás o por su grupo, suelen tener dificultad para trabajar por su éxito o desarrollo personal. La ansiedad podría llevarlos a buscar un consenso antes de actuar o tomar decisiones; también puede llevarlos a imaginar las posibles reacciones de los demás. Pero esa irresolución les molesta y les produce sentimientos ambivalentes respecto a la dependencia de aliados o autoridades. Temen perder el apoyo del grupo o la autoridad, y eso los irrita. Cuando se sienten frustrados y tienen en ocasiones problemas de pasividad-agresividad con autoridades y amigos. Cuando están estresados, es fácil que se sientan presionados, explotados o subvalorados; en esas ocasiones tienden a ser negativos y pesimistas.
A diferencia de los tipos que reprimen su miedos y ansiedades (o al menos se apartan de ellos), los Seis dan la impresión de ser siempre conscientes de ellos. A veces los temores les producen energía, pero con mayor frecuencia los confunden, desconciertan y ponen nerviosos. Sin embargo, es posible que por fuera no parezcan nerviosos porque la mayor parte de la ansiedad va por dentro.
Los Seis aprenden a arreglárselas con el miedo o bien reaccionando con él o en contra de él. Algunos se expresan con más agresividad mientras otros son más tímidos. Esto no quiere decir que haya dos clases de Seis, sino que algunos se expresan de un modo antifóbico con más frecuencia que otros y que tal vez gran parte de eso proviene de mensajes del superyó aprendidos en la infancia. A algunos Seis se les enseñó que debían ser resistentes, y descubrieron que eran capaces de protegerse siendo agresivos hasta cierto punto; otros aprendieron a evitar los problemas y a ofrecer la otra mejilla.
Los Seis desean sentirse apoyados, no «engullidos» por los demás; se sienten incómodos cuando alguien comienza a abrumarlos con demasiada atención o intimidad; les gusta guardar las distancias, pero sabiendo que pueden contar con los demás.
En general, tienden a desconfiar de la autoridad mientras no estén seguros de que la autoridad es benévola y «sabe de qué habla». Pero cuando creen haber encontrado una «buena» autoridad, se identifican mucho con ella e interiorizan sus valores y enseñanzas. Pero nunca están convencidos del todo: albergan persistentes dudas, y para acallarlas expresan sus opiniones con más energía.
A los Seis les desagrada tener demasiadas opciones; se sienten más seguros en situaciones en que los procedimientos, las directrices y las normas están bien definidos, por ejemplo las profesiones de leyes, contabilidad o académicas. Sin embargo, cuando lo que se les exige está claro pueden ser muy eficientes en la creación de estructura y organización; suelen trabajar de jefes de grupos o empresas que se rigen por consenso. Pero dada su desconfianza de la autoridad, no todos los Seis se sienten a gusto en organizaciones.
Los Seis encuentran mucha flexibilidad y creatividad dentro de la seguridad de límites conocidos; para ellos no es más restrictivo seguir las reglas de una organización que jugar al tenis con la red puesta o leer un libro comenzando por el principio. Por lo que a ellos respecta, las cosas tienen un orden natural, y normalmente están conformes en trabajar dentro de él, siempre que también tengan la opción de ajustarse a él o no (es posible que nunca tomen esa opción, pero de todos modos desean saber que la tienen). Incluso a artistas, escritores, terapeutas y otras personas creativas de tipo Seis les gusta trabajar con formas establecidas (blues, country, sonatas, verso haiku) y encuentran libertad dentro de esas estructuras.
Se sienten más seguros cuando tienen cierta idea de lo que pueden esperar, de modo que les disgustan los cambios repentinos. Tener una cierta capacidad fiable de prever calma sus ansiosas mentes.
Dado que se sienten sin apoyo, los Seis desarrollan una extraordinaria sensibilidad a las señales de peligro. Esta es mayor aún si se criaron en un ambiente inestable o inseguro, o si sufrieron algún tipo de trauma. Si bien este tipo de percepción es una ventaja y puede salvar la vida a una persona, muchos Seis continúan superalertas y supervigilantes incluso cuando no hay ningún peligro. Nunca pueden relajarse, nunca se sienten a salvo. Mueven los ojos nerviosos, escudriñando su entorno en busca de amenazas o posibles problemas. (Muchos han dicho que se fijan dónde está la salida en cualquier habitación o sala que estén y qué hay entre ellos y la salida.) Esta relación con el mundo es muy estresante y con el tiempo podría incluso cambiar la química cerebral. Además, comienza a influir en la imaginación, lo cual produce una constante expectación de contratiempo o peligro.
Como hemos visto, los Seis invierten constantemente su tiempo y su energía en «sistemas de seguridad». Cuando su estrés aumenta hasta el punto de superar su capacidad normal para soportarlo, podrían pasar al Tres y volverse aún más activos y tal vez adictos al trabajo. Igual que los Tres, los Seis pueden resultar competitivos, aunque normalmente identificándose con grupos o ideologías (un equipo de fútbol, su empresa, el colegio, la nacionalidad o la religión).
Los Seis sanos están dotados de una inmensa resistencia, y logran sus objetivos mediante esfuerzos diligentes y constantes. Menos relumbrones que algunos de los otros tipos, son seguidores del adagio «El éxito es un 10 por ciento de inspiración y un 90 por ciento de transpiración». Prestan esmerada atención a los detalles y tienden a abordar los problemas con método y detenimiento. Organizan sus recursos, dan orden de prioridad a las tareas y llevan a término sus proyectos, pensando que su valía personal está en su formalidad y en la calidad del trabajo que producen. Los Seis muy funcionales respetan la formalidad y el trabajo bien hecho, y hacen lo posible por ofrecerlos.
Dadas la vigilancia y la sensibilidad subyacentes a las señales de peligro, también prevén los problemas y son capaces de «atajarlos». Son apagafuegos naturales y suelen ahorrarse y ahorrar a sus familias o empresas muchos dolores de cabeza al detectar irregularidades y posibles problemas. Les gusta prever las cosas para que su mundo funcione con los menos problemas posibles.
Les gusta aprender y pensar en las cosas, pero dentro de categorías conocidas y conocibles. Les atraen los sistemas independientes, por ejemplo las leyes, la contabilidad, la ingeniería, los idiomas y las ciencias, que proporcionan respuestas definitivas. Por lo tanto, tienden a ser excelentes en trabajos que requieren un minucioso análisis y la capacidad de reconocer las variables. Su diligencia puede hacerlos detectar discrepancias en los sistemas, problemas posibles o inexactitudes o contradicciones en las afirmaciones de los demás. El mundo académico, por ejemplo, apoya muchos de los valores del tipo Seis: observancia de una buena estructura y de las formas, referencia a autoridades mediante citas y notas a pie de página, análisis concienzudo y modo de pensar sistemático.
Destacan en la capacidad para trabajar por un bien común sin necesidad de brillar; preguntan qué es necesario hacer y lo hacen, sintiéndose parte de algo que trasciende sus intereses personales. Nos enseñan todo respecto a los beneficios y alegrías del compromiso, la cooperación y el servicio. Los Seis sanos son grandes partidarios del viejo dicho de que las personas que actúan con una finalidad común pueden realizar más que cualquiera que actúe sola, sobre todo en situaciones en que es necesario unirse para sobrevivir: producir alimentos o ropa, construir una casa, mejorar la comunidad o las condiciones laborales o defender una ciudad o un país.
Si bien los Seis muy funcionales son muy leales y comprometidos con los demás, también están comprometidos a conocerse mejor a sí mismos; hacerlo suelen descubrir dones abundantes e insospechados para la creatividad y autoexpresión".

sábado, 17 de octubre de 2009

Sobre política...

Crecí en los 80, el país vivía una dictadura y en mis recuerdos aparecen lacrimógenas, protestas, marchas, un arco iris, caravanas y una canción pegajosa de la alegría ya viene… unos años después de la vuelta de la democracia mi papá me llevo a conocer la moneda y me enseño las agujeros de la fachada producto del golpe del 73, todavía recuerdo como se veía…

Crecí con canciones de Silvio, Illapu, Inti Illimani y Víctor Jara, mi papá es de izquierda y desde chica que me inculco la conciencia social, la preocupación por mi entorno y el nunca traicionar mis ideales, creo que por su culpa hoy soy una loca detallista y exigente… como sea, en mi adolescencia el tema de la política no se trataba mucho, y cuando llegue a la U fue todo un cambio, más encima a la universidad que me fui a meter… la Ufro… el primer año estuve 2 meses en paro, habían tomas, marchas, protestas, detenidos, en definitiva fue un poco traumante… las asambleas eran campos de batalla, si pensabas distinto te hacían pedazos, ni que hablar de volver a clases… todo se politizaba y era bastante difícil por lo menos para mi tener una postura clara.

Con el tiempo me acostumbre y me fui dando cuenta que las generaciones que alcanzaron a vivir en dictadura tenían bastante clara la película, tienen una postura hacia la política, y reafirmo eso al conocer a las generaciones posteriores.

Por ese desencanto que tengo hacia el sistema de gobierno de este país, el estado y la clase política en general, con la cual nunca me he sentido identificada y menos conforme con la organización de este país, no había ejercido mi derecho a voto, y recién a mis 24 años me inscribí en los registros electorales y no porque crea en el sistema… pero algún día los nulos seremos más y quizás se logre algo…

sábado, 3 de octubre de 2009

Se puede vivir sin televisión?

Sí, o al menos eso creo. A vivir sin televisión no me refiero a la caja negra en si, sino a la programación y a los canales sobretodo los nacionales, exceptuando a algunos del cable, ya que la caja negra presta servicios cuando quiero ver películas o cuando quiero jugar play, sólo para eso sirve, por lo menos en mi caso…

Creo que la fobia a la televisión proviene de la universidad, cuando estudiaba periodismo, en ese tiempo no tenia Internet y tenia que mantenerme informada de lo que sucedía, y comprar el diario todos lo días cuando eres universitario me hubiese dejado en la quiebra antes de los 20 años…

Debido a mi carrera, y en parte al enfoque que le da la Ufro a los medios de comunicación, aprendí a aborrecer todo lo que fuese medios de comunicación masivos.

Hoy puedo decir que no veo televisión, tampoco los noticiarios, para estar informada no necesito tragarme los 70 segundos de noticias internacionales o la media hora de crónica roja, o el bloque del segmento deportivo. Si quiero saber algo solamente voy a google news, twitter o algún medio en específico.

Además hasta cierto punto encuentro insólito y estúpido que las personas organicen sus vidas de acuerdo a la programación, que la novela a las 8, que la Elisa a las 10, que pelotón o 1910… ósea están totalmente amarrados a la cajita.

La televisión no solamente entretiene e informa como muchos creen, también marca tendencias y modas, su influencia marca estereotipos sociales, físicos y culturales.

La televisión es una industria cultural, que pretende mostrarnos una parte de la realidad para legitimar el sistema que impera hoy en nuestro país. ¿Por que los jóvenes no se interesan en discutir de la calidad de la educación, de la distribución de ingresos, de la pobreza, o de la política en general?, porque están pegados en la cajita viendo programas banales como 1910, pelotón, yingo y cuanta tontera con reggaeton haya, donde no se ven estos temas y por ende no existen… ¿Por qué no se discuten temas de fondo como la educación o la salud de este país? Porque la gente se pega al televisor a las 10 de la noche para saber quién cresta mató a la Elisa. ¿Por qué la gente se encierra en sus casas y se sienten inseguros en las calles? Porque ven las noticias de canal católico, de piñeravisión o del canal del gobierno, a quienes les conviene que la masa viva en la ignorancia, con la sensación de vivir en una especie de barbarie donde todos deben apoyar la construcción de más cárceles, que hayan más carabineros en las calles, que vuelva la pena de muerte y aprueben leyes estúpidas como la que regula el acceso a Internet…

Existiendo páginas de películas y series on line, para que alguien necesitaría la televisión??