RESUMEN
La
presente investigación trata acerca del proceso revolucionario norteamericano y
del quiebre con la monarquía británica y las diversas opiniones que tienen los
historiadores y estudiosos de esa época.
A lo
largo de la investigación se trataran dos cuestionamientos o problemas al
respecto, si la revolución americana fue realmente una revolución de toda la
sociedad o solo de las clases dirigentes, y si realmente se trataba de una
revolución política o social.
Entre
las diversas posturas existentes acerca de este proceso, algunos estudiosos sostienen
que fue una revolución sólo de la clase dirigente, de la élite de la época y se
dejó de lado a gran parte de la población, compuesta por esclavos, indios y
mujeres, otros historiadores sostienen que toda la sociedad participo en el
proceso revolucionario y posterior consolidación de la democracia.
También
existen autores que creen que la revolución americana solo perseguía fines
políticos y no sociales, excluyendo problemas como la pobreza y la
estructuración de la sociedad, por lo cual su proyecto se pudo concretar y
establecer constitucionalmente, no así en otras revoluciones de la época, como
la francesa.
Dentro
de la investigación se abordaran problemas o cuestionamientos desde las
perspectivas de siete autores, el historiador marxista Howard Zinn y su obra La
Otra Historia de los Estados Unidos, la filósofa política de origen judío
Hannah Arendt y su libro Sobre la Revolución, los historiadores estadounidenses
Robert Palmer y Joel Colton y su obra Historia Contemporánea, el historiador
chileno Cristián Guerrero Yoacham y sus obras Breve Historia de los Estados Unidos de América y Las
Causas de la Revolución Norteamericana y la Declaración de Independencia, el
destacado historiador norteamericano Edmund Morgan y su texto El Nacimiento de
la República, el historiador y filósofo judío Hans Kohn y su libro El
Pensamiento Nacionalista en los Estados Unidos y el historiador norteamericano
Gordon Wood y su texto La Democracia y la Revolución Norteamericana.
PALABRAS CLAVES: Revolución Americana, Norteamérica,
Declaración de la Independencia y Libertad.
ABSTRACT
This
research is about the American revolutionary process and the break with the
British monarchy and the various views that historians and scholars have of the
time.
Throughout
the research will be treated two questions or problems about this, if the
American Revolution was really a revolution of all society or only the ruling
classes, and if it was a political or social revolution.
Among
the various existing postures on this process, some scholars argue that it was
only ruling class’s revolution, only elite’s of the time and it set aside a
large proportion of the population composed by slaves, Indians and women, other
historians say that the whole society participated in the revolutionary process
and subsequent consolidation of democracy.
There
are also authors who believe that the American Revolution sought political
purposes only, not social, excluding issues such as poverty and the structuring
of society, so their project could define and establish the Constitution, not
such as other revolutions of the time as the French.
Within
the research it will be treated problems or issues from the perspectives of
seven authors, the Marxist historian Howard Zinn and his work The Other History
of the United States, the jewish origin political philosopher Hannah Arendt and
his book On Revolution, American historians Robert Palmer and Joel Colton and
his work Contemporary History, Chilean historian Cristian Guerrero Yoacham and
his works Brief History of the United States of America and the Causes of the
American Revolution and the Declaration of Independence, the leading American
historian Edmund Morgan and his text the Birth of the Republic, the Jewish
historian and philosopher Hans Kohn and his book Nationalist Thought in the
United States and the American historian Gordon Wood and his text Democracy and
the American Revolution.
KEY WORDS: American
Revolution, North America, Declaration of Independence and Freedom.
INTRODUCCIÓN
A lo
largo de la costa atlántica de lo que hoy conocemos como Estados Unidos, en el
año 1765 vivían 1 millón 450 mil blancos y 400 mil esclavos súbditos del Rey
Jorge III de Inglaterra, alrededor de una tercera parte de la población del
Reino Unido, pero los colonos no tenían representación en el parlamento. El
área de colonización se extendía desde el rio Penobscot en el norte al rio Altamaha en el
sur y hacia el interior del país a la frontera de los montes Apalaches.
Dentro
de esta área prosperaron trece comunidades políticas separadas, sometidos a la
autoridad de la Corona Británica, pero que disfrutaban de grandes poderes de
autogobierno. La vida era predominantemente rural, la economía agraria, la
religión protestante, el origen inglés y la política era la preocupación de los
hombres que poseían bienes.
La Revolución
Norteamérica “comenzó a tomar forma después de firmarse el tratado de París en
Febrero de 1763, cuando Inglaterra, cuyo control sobre sus colonias siempre
había sido inefectivo, decidió mejorar el sistema. A raíz de las adquisiciones
de nuevas colonias a consecuencias de la guerra (de los siete años)”[1].
Este
proceso de Independencia que comenzó a consolidarse el 4 de julio de 1776 con
la declaración de la independencia, no sólo anuncio el nacimiento de una nueva
nación, también expuso una filosofía de la libertad humana, por lo tanto luchar
por la independencia de América era luchar por un gobierno basado en el
consentimiento popular, que tomaría el lugar de un gobierno encabezado por un
rey lejano, sólo un gobierno popular podría garantizar la vida, la libertad y
la búsqueda de la felicidad.
Esta
revolución trajo consigo muchos cambios en esta sociedad, se rompieron los
lazos con la corona y el parlamento inglés, se modificó la posesión de la
tierra, se estructuro al gobierno en tres ramas: ejecutivo, legislativo y
judicial, las 13 colonias pasaron a formar un estado confederado y afirmaron su
autonomía con las constituciones de cada estado, en donde se garantizaban los
derechos inalienables de la Declaración de la Independencia.
Pero
para algunos historiadores esta revolución no trajo grandes cambios en la
sociedad norteamericana, ya que con anterioridad las colonias contaban con
instituciones e instancias de participación, y gozaban de un cierto grado de
autonomía política, por lo tanto esta no sería una revolución como las que
conocemos actualmente, ya que el concepto de revolución en la actualidad está
muy influido por la Revolución Francesa.
Autores
como Hannah Arendt sostienen que la Revolución Americana fue la verdadera
revolución y la única que logro sus objetivos, ya que consolido el modelo democrático
y político en base a la libertad. Aunque existen discrepancias en torno a la
participación de toda la sociedad en la revolución, ya que algunos autores
proponen que no se trató de una revolución social sino de una revolución
política con fines autonomistas, por lo tanto no toda la sociedad participo,
dejando excluidos a los esclavos, indígenas y a las mujeres.
Ante
este panorama cabe cuestionarse ¿si
realmente la Revolución Americana fue una revolución de toda la sociedad o solo
participaron las clases acomodadas? Si existían intereses particulares para
consolidar la independencia en ciertos sectores de la sociedad, o si
verdaderamente los padres fundadores estaban influidos por el pensamiento
ilustrado de la época.
También
queda la duda de ¿Si verdaderamente se
trataba de una revolución política y no social? Ya que a diferencia de
otras revoluciones los cambios en la estructura de la sociedad no son
apreciables, pero sin embargo la Declaración de la Independencia promovía los
valores de la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, y promovía la
igualdad de todos los seres humanos.
DESARROLLO
A
continuación se desarrollan las ideas de los autores en torno a la problemática
anteriormente expuesta.
Howard Zinn
Uno de
los autores en los cuales se basa esta investigación es el historiador social
estadounidense Howard Zinn. Sus ideas provenían del marxismo, el anarquismo y
el socialismo. Se desprende de su obra La
Otra Historia de los Estados Unidos que la Declaración de la Independencia
y el proceso revolucionario eran promovidos por las clases privilegiadas,
quienes buscaban mejorar sus condiciones de comercio y fortuna.
Para
Zinn la Revolución Americana no benefició a todos los americanos, “algunos
americanos fueron claramente excluidos de este círculo de intereses que
significaba la Declaración de la Independencia, como fue el caso de los indios,
los esclavos negros y las mujeres[2]”.
En la declaración de la Independencia
“el
uso de la frase "todos los hombres son creados iguales" seguramente
no pretendía referirse a las mujeres. Su inclusión no era ni remotamente
posible. Eran políticamente invisibles. Y aunque las necesidades prácticas
conferían a las mujeres cierta autoridad en el hogar, ni siquiera se las tomaba
en cuenta a la hora de otorgar derechos políticos y nociones de igualdad cívica”[3].
Zinn
acusa que la Declaración de la Independencia fue una excusa para alistar al
resto de la sociedad en la guerra por la independencia,
“la
realidad que yacía en las palabras de la Declaración de Independencia era que
una clase emergente de gente importante necesitaba alistar en su bando a los
suficientes americanos como para vencer a Inglaterra, sin perturbar demasiado
las relaciones entre riqueza y poder que se habían desarrollado durante 150
años de historia colonial. De hecho, el 69% de los signatarios de la
Declaración de Independencia habían ocupado puestos en la administración
colonial inglesa”[4].
Los
primeros hombres en alistarse en la milicia eran parte de la sociedad
respetable de la época, quedaron excluidos los indios, los negros libres, los
criados blancos y los blancos libres que no tuvieran hogar fijo, pero con el
pasar del tiempo, la desesperación llevó al reclutamiento de los blancos menos
respetables, incluso vagabundos. El ejército se convirtió en una salida para
los pobres, que podían ascender de rango y adquirir dinero.
“Al
examinar el efecto de la Revolución en las relaciones de clase, hay que ver qué
pasó con las tierras confiscadas a los lealistas que huían. Se distribuían de
tal forma que daba una oportunidad doble a los líderes revolucionarios: les
permitía enriquecerse a ellos y a sus amigos, y les permitía parcelar terrenos
para alquilárselos a pequeños agricultores para así crear una base de apoyo
para el nuevo gobierno. De hecho, esto llegó a ser una característica de la
nueva nación: al encontrarse en posesión de grandes riquezas, podía crear la
casta dirigente más rica de la historia, y le sobraba para crear una clase
media que hiciera de muro de contención entre ricos y desposeídos”[5].
Para
Zinn el conflicto en sí fue sólo una lucha entre los miembros de las clases
privilegiadas,
“Edmund
Morgan resume la tipología clasista de la Revolución con estas palabras: "El
hecho de que las clases bajas estuvieran involucradas en el conflicto no
debería de oscurecer el hecho de que el mismo conflicto era por lo general, una
lucha por los puestos de mando y el poder entre los miembros de la clase
privilegiada, los nuevos contra los ya establecidos"[6].
Así queda establecido en la obra de
“Cari Degler en Out of Our Pasf
"No se hizo con el poder ninguna clase social nueva a través de la puerta
que abría la revolución americana. Los hombres que diseñaron la revuelta eran,
por lo general, miembros de la clase dirigente colonial". George
Washington era el hombre más rico de América. John Hancock era un comerciante
rico de Boston. Benjamín Franklin era un impresor pudiente. Y podríamos
continuar...[7]”
Los artesanos,
trabajadores, marineros, y muchos pequeños agricultores, fueron convertidos en
"pueblo" por la camaradería del servicio militar, y por la
repartición de las tierras. Así se creó un cuerpo de apoyo, un consenso
nacional a la revolución, que incluso con la exclusión de la gente ignorada y
oprimida, podría llamarse "América".
Zinn
describe la situación de los arrendatarios como ejemplo, muchos dejaron de
pagar las rentas y el parlamento introdujo una ley para confiscar las tierras
de los lealistas y añadir 400 pequeños propietarios a los 1.800 que ya
existían. Dejaron de ser arrendatarios, pero debían pagar hipotecas a los
bancos en vez de a los terratenientes.
La
revolución permitió que la élite colonial reemplazara a los leales de
Inglaterra, dio algunos beneficios a los pequeños propietarios, pero dejo a los
trabajadores y agricultores en la misma situación.
La
declaración ignoro a los nativos americanos, con la expulsión de los
británicos, los americanos podían empezar el proceso de expansión de tierras,
matándolos si mostraban resistencia. Esta es la razón por la cual los indios
lucharon en el bando ingles durante la revolución.
Zinn
recalca que
“la posición
inferior de los negros, la exclusión de los indios de la nueva sociedad, el
establecimiento de la supremacía para los ricos y los poderosos en la nueva
nación, todo esto había quedado ya establecido en las colonias antes incluso de
la Revolución[8]”.
En su
obra Zinn destaca que la Revolución fue una lucha de la clase dirigente, y que
la sociedad ya estaba establecida desde antes del conflicto.
“El
historiador Charles Beard propuso, a principios de este siglo, otra visión de
la Constitución (levantando olas de ira e indignación e incluso un editorial
crítico del New York Times) En su libro An Economic Interpretation of
the Constitution, Beard estudió el trasfondo económico y las ideas políticas
de los cincuenta y cinco hombres que se reunieron en Filadelfia en 1787
para redactarla. Encontró que la mayoría de ellos eran abogados de profesión,
que la mayoría eran ricos en cuanto a tierras, esclavos, fábricas y comercio
marítimo, que la mitad de ellos había prestado dinero a cambio de intereses, y
que cuarenta de los cincuenta y cinco tenían bonos del gobierno, según los
archivos del departamento de la Tesorería[9]”.
La
mayoría de los redactores de la Constitución tenían intereses económicos
directos para establecer un gobierno federal, los fabricantes querían tarifas
protectoras, los prestamistas querían acabar con el uso del dinero en metálico
para la devolución de las deudas, los especuladores inmobiliarios querían
protección para invadir los territorios indios, los propietarios de esclavos
necesitaban seguridad federal contra las revueltas de esclavos y los fugitivos,
los obligacionistas querían un gobierno capaz de recaudar dinero en base a un
sistema impositivo nacional, para así pagar los bonos, etc.
Según
Zinn la Constitución no sólo fue redactada para el beneficio personal de los
Padres Fundadores, sino para beneficiar a los grupos que representaban los intereses económicos que entendían a través
de su experiencia personal,
“se
entrevé el interés económico que yace en las cláusulas políticas de la
Constitución, el documento se convierte no ya en el trabajo de hombres sabios
que intentan establecer una sociedad decente y ordenada, sino en el trabajo de
ciertos grupos que intentan mantener sus privilegios, a la vez que conceden un
mínimo de derechos y libertades a una cantidad suficiente de gente como para
asegurarse el apoyo popular[10]”.
“In fact, the Constitution was drawn up by fifty-five
men, all white and mostly rich, who represented a certain elite group in the
new nation. The document itself accepted slavery as legitimate, and at that
time about one of every five persons in the population was a black slave. The
conflicts between rich and poor and black and white, the dozens of riots and
rebellions in the century before the Revolution, and a major uprising in
western Massachusetts just before the convening of the Constitutional
Convention (Shays' Rebellion) were all covered over by the phrase "We the
people.[11]" (De hecho, la Constitución fue redactada por
cincuenta y cinco hombres, en su mayoría
todos blancos y ricos, que representaban a un determinado grupo
de élite de la nueva nación. El documento en sí aceptaba la esclavitud como
legítima, y en esa época una de cada cinco personas en la población era un esclavo negro. Los conflictos entre ricos y pobres y entre blancos y negros, las decenas de motines y rebeliones el siglo antes de la Revolución, y el gran levantamiento en el oeste de Massachusetts antes de la celebración de la Asamblea Constituyente (la Rebelión de
Shays) fueron cubiertos por la frase "somos el pueblo")
Se puede deducir a través de la obra de Zinn que la
revolución americana fue un proceso encausado desde las élites dirigentes,
quienes querían la independencia por los intereses económicos que podía
generar, y que no incluyo dentro de este proceso político a todos los grupos
sociales, dejando atrás a los indígenas, negros y mujeres, quienes más adelante
lucharan por sus derechos en otras guerras.
“La Constitución, pues, ilustra la complejidad del
sistema americano sirve a los intereses de una élite rica, pero también deja
medianamente satisfechos a los pequeños terratenientes, a los trabajadores y
agricultores de salario medio, y así se construye un apoyo de amplia base. La
gente con cierta posición que conformaban esta base de apoyo eran un freno
contra los negros, los indios y los blancos muy pobres. Permitían que la élite
mantuviera el control con un mínimo de coerción, un máximo de fuerza legal y un
barnizado general de patriotismo y unidad”[12].
Hannah Arendt
Otra
de las autoras en las que se basa este informe es la filósofa política alemana
de origen judío, Hannah Arendt. Quien ha estudiado el tema de las revoluciones
y los procesos violentos en la historia, haciendo especial énfasis en los
totalitarismos.
Arendt
en sus obras presta especial atención a la revolución americana, en Sobre la Revolución compara la
revolución americana con la francesa, recalcando que muchas veces se tiende:
“a
interpretar la Revolución Americana a la luz de la Revolución Francesa, la cual
termino en desastre, [la cual] ha hecho la historia del mundo, en tanto que la
Revolución Americana a la cual le sonrió la victoria, no ha pasado de ser un
suceso que apenas rebasa el interés local”[13].
En su
obra Sobre la Revolución indica que las condiciones existentes en América antes
de su independencia hicieron posible que la revolución americana triunfara, ya
que los hombres gozaban de “igualdad envidiable” que se dio de forma natural en
este nuevo mundo, y para algunos solo podría lograrse mediante la violencia y
el derramamiento de sangre revolucionaria en el viejo mundo, debido a que esta
circunstancia se produjo porque América era un continente nuevo recién
colonizado. Para Arendt esta interpretación se ha convertido en un lugar común
entre algunos historiadores que indican que nunca hubo revolución en América.
Arendt
sostiene que el propósito tanto de la revolución americana como de la francesa
era restaurar un antiguo orden de cosas que había sido perturbado y violado por
el despotismo de la monarquía absoluta y por los abusos del poder colonial, sin
embargo en el transcurso del proceso de la independencia norteamericana sus
actores se dieron cuenta que era imposible la restauración y se embarcaron en
un proceso inédito, la revolución.
“Todo
esto ha suscitado una enorme confusión, especialmente por lo que se refiere a
la Revolución americana, la cual no devoró a sus propios hijos y en la cual,
por consiguiente, los hombres que habían iniciado la «restauración» fueron los
mismos que comenzaron y terminaron la Revolución e incluso vivieron lo
suficiente como para elevarse al poder y a las funciones públicas dentro del
nuevo orden de cosas. Lo que concibieron como una restauración, como el
restablecimiento de sus antiguas libertades, se convirtió en una revolución y
sus ideas y teorías acerca de la constitución británica, los derechos de los
ingleses y las formas del gobierno colonial desembocaron en una Declaración de Independencia”[14].
Para
Arendt la revolución americana aporta el argumento de la novedad absoluta, ya
que:
“No
existe ningún período de la historia al que pudiera retrotraerse la Declaración
de los Derechos del Hombre. Es posible que ya antes se hubiese reconocido la
igualdad de los hombres ante Dios o los dioses, ya que este reconocimiento no
es de origen cristiano, sino romano; los esclavos romanos podían ser miembros
de pleno derecho de las corporaciones religiosas y, dentro de los límites del
derecho sacro, su estatuto legal era el mismo que el de un hombre libre. Pero
la idea de derechos políticos inalienables que corresponden al hombre en virtud
del nacimiento hubiera parecido a los hombres de todas las épocas anteriores a
la nuestra, igual que a Burke, una contradicción en los términos”[15].
Arendt
a través de su obra nos indica que el concepto de revolución ha cambiado a
través del tiempo, con Marx el objetivo paso de ser la libertad de los hombres
de sus semejantes y la fundación de la libertad, a la liberación de la sociedad
de las cadenas de la escasez. Pero los hombres del siglo XVIII no entendían por
pueblo a los pobres y la teoría de la época estaba muy lejos del prejuicio del
siglo XIX según el cual todas las revoluciones tienen un origen social.
La
Revolución Francesa no logró sus objetivos de libertad, igualdad y fraternidad,
debido a que su revolución estaba marcada por la cuestión social y el
ordenamiento de la sociedad, en cambio en América la cuestión social, en su
expresión más terrorífica de la pobreza de las masas, apenas desempeñó papel
alguno en el curso de la Revolución Americana, ya que las condiciones
económicas y sociales mínimas que hicieran posible el desarrollo de los planes
individuales, era un asunto que estaba resuelto en el momento en que se inició
el proceso de fundación de la república democrática en América.
El
éxito de la Revolución Americana se debió a que “en realidad, más que pobreza
lo que no existía en la escena americana era la miseria y la indigencia”[16].
Quedando excluida la esclavitud ya que en esta época no estaba incluida en la
cuestión social, y tanto en América como en Europa era algo natural. Por lo
tanto para Arendt la revolución fue un proceso meramente político, en el cual
no participo toda la sociedad.
“El
problema que planteaban no era social, sino político, y se refería a la forma
de gobierno, no a la ordenación de la sociedad. El problema consistía en que
<> y la falta de tiempo de la mayor
parte de la población suponía necesariamente su exclusión automática de una participación
activa en el gobierno, aunque no ciertamente de la representación política y de
la elección de sus representantes”[17].
La
revolución americana según la afirmación de Adams,
“<>, no a causa de un espíritu
específicamente revolucionario o rebelde, sino debido a que los habitantes de
las colonias <> y poseían <>; <>”[18].
En América la búsqueda de la felicidad fue inserta entre
los derechos de la Declaración de la independencia, esta felicidad era distinta
con respecto a la de Francia. Los colonos americanos habían hecho un
aprendizaje de esta felicidad, participando espontáneamente en los asuntos
públicos antes de la revolución. Los americanos creían que la libertad pública
consistía en la participación en los asuntos públicos y que cualquier actividad
impuesta por ellos confería a quienes la desempeñaban un sentimiento de
felicidad inaccesible por otros medios.
La
revolución americana fue exitosa porque logro sus objetivos, nunca amenazó los
derechos civiles, y los fundadores llegaron a ser gobernantes. Arendt afirma
que sólo la revolución americana ha logrado una institución política, porque
fue un acto de libertad y no de liberación, ya que:
“Ni la
violencia ni el cambio pueden servir para describir el fenómeno de la
revolución; solo cuando el cambio se produce en el sentido de un nuevo origen,
cuando la violencia es utilizada para constituir una forma completamente
diferente de gobierno, para dar lugar a la formación de un cuerpo político
nuevo, cuando la liberación de la opresión conduce, al menos, a la constitución
de la libertad, solo entonces podemos hablar de revolución”[19].
Robert Roswell Palmer y Joel Colton:
Palmer
conocido comúnmente como R.R. Palmer,
era un distinguido historiador estadounidense de las universidades Princeton y Yale, que se especializó en la Francia del
siglo XVIII. Colton especializado en la historia europea moderna y
contemporánea, fue profesor en la Universidad de Duke y presidio el
Departamento de Historia de esa universidad.
Para
Palmer y Colton en su obra Historia
Contemporánea,
“la
insurrección en América fue una revolución tanto como una guerra de
independencia[20]”.
Para estos historiadores “la declaración de la independencia fue más que un
anuncio de secesión del imperio; fue una justificación de la rebelión contra la
autoridad establecida[21]”.
En su
obra destacan que los derechos inalienables a los que hace referencia la
declaración de la independencia entre los que se encuentran la vida, la
libertad y la búsqueda de la felicidad, estaban sometidos a una gran limitación
ya que no se aplicaban para toda la población, sólo para los varones blancos de
origen europeo. En algunos estados fue abolida la esclavitud, pero según Palmer
y Colton “la aplicación de los principios de libertad e igualdad,
independientemente de la raza excedía de las posibilidades de los americanos de
aquel tiempo”[22].
Para
los colonos la revolución tuvo un efecto democratizador, según Palmer y Colton,
la clase dirigente necesitaba el apoyo de la multitud y para obtenerlo hicieron
promesas y concesiones a las clases bajas.
“En
algunos estados más hombres recibieron el derecho a voto. En algunos, ahora
eran de elección popular los gobernadores y los senadores, y no solamente las
cámaras bajas de las legislaturas, como en los tiempos de la colonia. Se adoptó
el principio, todavía desconocido de las instituciones parlamentarias de
Europa, de que cada miembro de una asamblea legislativa representase,
aproximadamente, el mismo número de ciudadanos. El mayorazgo y la vinculación,
que a veces favorecían las familias terratenientes que aspiraban a un modo
aristocrático de vida, declinaron ante las demandas de los demócratas y de los
pequeños propietarios. Los diezmos se acabaron, y las iglesias establecidas, la
anglicana en el sur y la congregacionalista en Nueva Inglaterra, perdieron su
posición privilegiada, en distintos grados”[23].
También
resaltan que la revolución americana no era socialmente tan profunda como la
Francesa, la propiedad cambio de manos pero a la ley solo se le modificaron
detalles. Insisten en que el significado de la revolución americana fue
político y constitucional.
En las
constituciones de las 13 colonias, se defendían los derechos inalienables de la
declaración pero “ninguna constitución era todavía plenamente democrática;
hasta la más liberal concedía algún ventaja en los asuntos públicos a los
propietarios”[24].
Cristián Guerrero:
Es
Profesor de Historia y Geografía en la Universidad de Chile donde curso
estudios, y Master of Arts
in History, por la Universidad de California, Berkeley. Se
especializa en las relaciones internacionales entre América, Chile y los
Estados Unidos.
En
este trabajo se analizaran dos de sus obras que estudian el tema de la
Revolución Norteamericana, Breve
Historia de los Estados Unidos de América y Las Causas de la Revolución
Norteamericana y la Declaración de Independencia, que se encuentra en una
compilación del mismo autor llamado La Revolución Norteamericana, auge y
perspectivas.
Para Guerrero la Revolución comenzó
apoyada por una minoría de los norteamericanos, que vieron en la coyuntura de
la crisis con Inglaterra provocadas por las leyes del timbre, del té y las
coercitivas, un camino a la independencia de las 13 colonias.
“La
opinión norteamericana estaba dividida. Fue la minoría “radical” o “whig” de
Thomas Jefferson, Samuel Adams, Benjamín Franklin, Jhon Adams y otros la que
aprovecho la crisis de las relaciones entre la Metrópoli y las colonias y
planteó el camino de la Independencia y el nacimiento de los Estados Unidos de
América[25]”.
Según Guerrero no todos los
norteamericanos estaban de acuerdo con los radicales, existía un grupo leal a
Inglaterra, y aunque eran minoría eran importantes en la opinión pública.
“Sería
un error creer que todos los norteamericanos estaban de acuerdo en su reacción
frente a la política de la Metrópoli. Había muchos norteamericanos, como Daniel
Dulany, Thomas Hutchinson, Samuel Seabury o Joseph Galloway, que, por muy en
desacuerdo que estuviesen con la administración de las colonias, ponía su
lealtad a Gran Bretaña y a Jorge III por encima de los intereses locales. Estos
“leales”, “loyalists” o “tories” constituían una minoría, pero una minoría
importante y significativa en la opinión pública”[26].
Por lo
tanto para Guerrero la Revolución no fue apoyada por todos los norteamericanos,
existiendo dos bandos que dividieron a la opinión pública de la época.
Guerrero en Las Causas de la
Revolución Norteamericana y de la Declaración de Independencia, sostiene que
“existía
una profunda diferencia entre la situación de las colonias de las Indias
Occidentales y de las situadas en la costa atlántica del continente
norteamericano. Las colonias inglesas del Caribe dependían estrechamente de la
metrópoli como mercado para su producción, mientras que a las colonias
continentales les sucedía absolutamente lo contrario. Las Indias Occidentales
eran, en verdad, provincias económicas de la Gran Bretaña, y gozaban, y estaban
agradecidas de ello y de un trato paternalista; las colonias continentales, en
cambio, chocaban cada vez más con la economía de Inglaterra y les molestaba y
perjudicaba el control ingles[27]”.
Los
intereses de las colonias norteamericanas eran muy distintos a las otras
colonias inglesas, por lo que “en el desarrollo de las colonias continentales
había habido siempre implicaciones de independencia[28]”.
Para
Guerrero el sistema que imperaba en las 13 colonias estaba asentado desde la
época de la colonia por lo que:
“Tras
la independencia de los estados unidos de América no hubo cambios inmediatos y,
aunque se hicieron numerosas revisiones de las antiguas instituciones, la
permanencia de ellas no significo más que la comprobación de que un largo
proceso de dependencia estaba culminando y que los fines perseguidos desde muy
antiguo se habían logrado mas por evolución que por un cambio brusco, “por una
apetencia madura y reflexiva de la libertad”, como apunta Alexis de Tocqueville”[29].
Posteriormente
a la Independencia de las 13 colonias, los norteamericanos trataron de impulsar
cambios en la estructura social heredada de la colonia, a lo cual Guerrero
sostiene que se trató de una reforma política en vez de una revolución social,
ya que no fueron grandes cambios y se llevaron a cabo de forma paulatina.
“Los
radicales lograron flexibilizar la antigua estructura social aristocrática,
extender el sufragio, dar mayores oportunidades económicas y tratar de hacer
desaparecer la esclavitud en los estados del norte… En general, puede
sostenerse que el proceso que se iniciaba tenía como meta una reforma social,
no una revolución social, primando la idea del cambio gradual, lento y
evolutivo por sobre las alteraciones bruscas, herencia colonial y parte
fundamental de la idiosincrasia del norteamericano”[30].
Edmund S. Morgan:
Edmund
Sears Morgan es un destacado historiador norteamericano especialista en historia
colonial norteamericana y puritanos, utiliza enfoques de historia
intelectual, social, biográfica y político.
Estudio en las
universidades de Harvard y Londres, fue profesor en las Universidades de
Chicago y Brown, actualmente es profesor emérito de Yale, recibió el premio
Pulitzer el año 2006.
En
esta ocasión se abordara uno de sus primeros libros, El Nacimiento de la República, en donde explica el proceso de
independencia de las colonias norteamericanas.
Para
Morgan las colonias ya gozaban de autonomía antes del proceso de independencia
ya que las decisiones que venían de Inglaterra tenían que ser aprobadas por las
asambleas representativas.
“Para
los norteamericanos lo más importante de este imperio, aparte del legítimo
orgullo de pertenecer a él, era que no los molestaba. El colono corriente podía
pasar el año, incluso toda su vida, sin ver a un funcionario del imperio. Su
colonia no había sido fundada bajo la dirección imperial sino por una empresa
privada que operaba conforme con lo que equivalía a una licencia del rey de
Inglaterra. En la mayor parte de las colonias, el rey designaba al gobernador y
le daba directivas, pero una cosa era impartir directivas y otra ponerlas en
ejecución; los colonos habían descubierto, desde hacía mucho tiempo, que sus
gobernadores estaban imposibilitados de emprender acción alguna sin la ayuda de
las asambleas representativas. Aunque los gobernadores podían vetar las leyes,
lo mismo que el rey, las asambleas tenían el poder del manejo del dinero y, por
lo general, salían haciendo su voluntad”[31].
Se desprende del texto de Morgan que
los norteamericanos estaban orgullosos de pertenecer al imperio, podían
autogobernarse a través de las asambleas y no les molestaba ser colonia. Pero
cuando el imperio decide aplicar nuevas leyes, subir los impuestos y dejar un
ejército en territorio americano, las colonias ven esto como una amenaza a sus
derechos de ciudadanos británicos. Si bien podían tomar decisiones y
autogobernarse, seguían siendo una colonia.
Morgan
señala que la Revolución Norteamericana comenzó por el sentimiento de agravio
de las colonias ante las nuevas leyes impulsadas por la corona, en donde no se
les había consultado y no tenían participación en el congreso, negando así su
derecho ciudadano de estar representado. Las colonias ya no se sentían
identificadas con la corona.
Morgan
establece que “La Revolución había empezado como una disputa sobre la seguridad
de la propiedad y se suponía, corrientemente, que el gobierno existía para
proteger la propiedad. Por ello, aquellos que no tenían alguna eran
considerados como de muy poco interés para la sociedad”[32].
Los norteamericanos se organizaron
para contrarrestar las medidas ejercidas por la metrópoli, un
“denominador
común fue el hecho de que la mayoría de los habitantes de las colonias se
ganaba la vida en la tierra. Había cuatro o cinco grandes ciudades –Charleston,
Filadelfia, Nueva York, Newport, Boston- y varias poblaciones importantes más
en las cuales florecían comerciantes y artesanos, pero la mayor parte de la
población del norte y del sur vivía en la tierra que cultivaba. Y,
probablemente, la mayor parte (las investigaciones no han revelado aun la
proporción exacta), en especial en el norte, era dueña de su tierra”[33].
Por lo que para Morgan, no toda la
población participo de la revolución, pero si gran parte de ella, ya que la
mayoría poseía tierras y tenían derecho a participar en la sociedad. “Esta
propiedad difundida de la tierra es, tal vez, el hecho aislado más importante
acerca de los norteamericanos del periodo revolucionario. Quería decir que no estaban
separados en forma tan absoluta entre ricos y pobres como el pueblo del viejo
mundo”[34].
La declaración de Independencia
norteamericana en donde se establece que todos los hombres son iguales, tenía
otro sentido para los hombres de la época, “La declaración de que todos los
hombres han sido creados iguales podía significar, por el momento, que los
norteamericanos debían tener, como nación, la misma independencia que gozaban
otros pueblos”[35].
Ya que
en “Norte América no existía una distancia tan grande como en Inglaterra entre
el estado hipotético de naturaleza y el estado vigente de la sociedad. No
existía aquí una nobleza titulada y una clase campesina degradada. La mayor
parte de la gente poseía tierras y disfrutaba de independencia económica.[36]
Para Morgan la revolución
norteamericana no tenía como fin la reforma de la sociedad, sino mantener un
gobierno igualitario y autónomo, que no dependiera de los ingleses.
“La
mayor parte de los norteamericanos creía que no era necesario algo tan radical.
En pocos años verían, con una mezcla de admiración y horror, como el pueblo de
Francia se reducía a ese estado de naturaleza, pero entre ellos no había una
gran urgencia de reconstruir la sociedad. Aunque se habían adherido firmemente
al principio de la igualdad humana, la mayor parte de ellos lo aplicaban sólo a
la igualdad con los ingleses y no se detuvieron a examinar que desigualdades
podrían existir en sus relaciones reciprocas. Lo importante no era reformar la
sociedad, sino mantener el gobierno subordinado a ella”[37].
Morgan establece que sólo los
colonos dueños de sus tierras participaron en el proceso de la revolución, los
que eran mayoría, ya que la mayor parte de la población poseía tierras y
participaba en la sociedad. Además establece que por esta misma situación los
colonos no perseguían modificar la sociedad sino solo establecer un gobierno
autónomo que no fuera dependiente de Inglaterra, el fin perseguido era poseer
igualdad como otros imperios o naciones de la época y no reformar la sociedad
como los franceses.
Hans Kohn:
Es un
historiador y filósofo judío, participó activamente en organizaciones
sionistas, especializado en el tema de los nacionalismos, el paneslavismo, el pensamiento alemán, y el judaísmo.
De este autor se abordara el libro El Pensamiento Nacionalista en los Estados
Unidos, en donde explica el nacimiento del nacionalismo en Norteamérica.
Kohn
indica que las condiciones sociales y políticas en Norteamérica eran muy
distintas a las que habían en Europa, y por esta situación difiere tanto la
revolución norteamericanas de otras de la época.
“Mientras
en Europa continental la revolución debía luchar contra privilegios obsoletos y
agresivos, en América esta situación no tenía cabida. Mirando retrospectivamente,
el historiador puede afirmar que la revolución de las trece colonias no se realizó
por motivos de “opresión”. Bajo el gobierno imperial británico las colonias
eran política y socialmente más libres y aparecían menos oprimidas por
impuestos y jerarquías obsoletas que cualquier parte del mundo, incluyendo
Inglaterra. Los inmigrantes ingleses en América no tuvieron que liberarse, y
dentro de lo posible en la época, estaban más identificados con las ideas de
Rousseau, de nacer libres, que cualquier otra porción de la humanidad. Fue
precisamente este sentido de fuerza, libertad y prosperidad económica el que
hizo inevitable la separación de las trece colonias, a pesar de todas las
afinidades, con la madre patria”[38].
Para Kohn la burguesía ni el
proletariado eran conocidos en Norteamérica, las colonias eran parte de la
clase social media, por lo que no existió una lucha social como en Europa.
“Los
Estados Unidos representaban una revolución social lograda sin una violenta conmoción
social: fue la primera clase social media en la cual la aristocracia feudal era
tan desconocida como el proletariado. Lo que Karl Marx consideraba el problema
central de la moderna Europa –la lucha de la burguesía contra la aristocracia y
la del proletariado contra la burguesía- no hallo similar en la realidad
norteamericana[39].
Kohn señala que “la sociedad
americana era prácticamente una sociedad sin clases[40]”,
en Norteamérica la clase media la formaban los comerciantes y los
campesinos, no existía la aristocracia y
los pobres y oprimidos eran los esclavos negros, que luego conseguirían su
libertad.
“Edward
Everett apuntaba “que en este país, la rueda de la fortuna está en continuo
movimiento, y que los pobres de una generación son los ricos de la próxima”.
Mucho antes de la consolidación del “progresivo” capitalismo americano del New
Deal, Friedrich Engels percibió la ausencia de lucha de clases en el
proletariado americano. El 31 de diciembre de 1892 escribió a Sorge: “Es muy
natural que en un país tan joven, que jamás conoció el feudalismo y que ha
crecido sobre las bases burguesas, los prejuicios de este tipo estén tan fuertemente
impregnados en la clase trabajadora. En contraposición a la madre patria,
vestida con un disfraz feudal, el trabajador americano entiende el régimen
burgués, tal cual lo heredó, como algo progresista, superior por naturaleza y
ante todo, un non plus ultra.[41]”
Además Kohn señala que no se pueden
aplicar las teorías de la lucha de clases propuesta por el socialismo
científico a una nación como la norteamericana, ya que eso sería desconocer la
realidad norteamericana y su herencia de libertad, originada en la libertad
inglesa.
“Sin
embargo los padres del socialismo científico tenían que encuadrar los hechos de
la vida americana en su esquema histórico. En una carta fechada el 30 de junio
de 1881, Marx escribió a Sorge que en América “la economía capitalista y la
correspondiente esclavitud de la clase trabajadora se ha desarrollado más
rápida y vergonzosamente que ningún otro país”, y Engels estaba convencido de
que “hasta en América las condiciones de la clase trabajadora debían hundirse
progresivamente cada vez más[42]”.
En
Norteamérica los derechos se basaban en el trabajo, la iniciativa personal, y
en la administración, a diferencia de Europa en donde aún se hacia la
distinción entre las personas por su origen.
“Desde el comienzo de su existencia nacional, los Estados
Unidos –representando nuevamente un caso único- eran una nación de clase media
enraizada en la mejor de las tradiciones de Locke. La propiedad y la jerarquía no se basaban, como
en la Europa continental del siglo XVIII, en el derecho de cuna o la herencia,
sino en el trabajo, en la iniciativa particular, en la buena administración y
en el carácter”[43].
Kohn por lo tanto en su obra señala
que la no existencia de clases sociales en Norteamérica influyó en que la
revolución norteamericana no buscara reivindicaciones sociales, solo políticas,
por lo tanto el proceso solo buscaba la autodeterminación para gobernarse ellos
mismos y ampliar sus fronteras geográficas y económicas sin la supervisión de
los ingleses.
Gordon S. Wood:
Es profesor
emérito de la Universidad de Brown y ganador del premio Pulitzer. Fue profesor
en las Universidades de Harvard, Michigan y Cambridge.
En
este trabajo se analizara el texto La
Democracia y la Revolución Norteamérica, compilado en el libro Democracia el Viaje Inacabado.
Para Wood en la revolución
participaron todos los norteamericanos, ya que a través de la declaración de la
Independencia constituyeron nuevos gobiernos que creían en la igualdad de todos
los ciudadanos.
“La
manera en que los norteamericanos de la era revolucionaria hicieron que el
pueblo llano participara en los asuntos del gobierno, no tan sólo como votantes
sino también como verdaderos dirigentes. Lo cierto es que, como consecuencia de
la Revolución, los norteamericanos concedieron a la gente corriente una
importancia cultural y social que hasta entonces jamás había tenido en la
historia. Al final, esta incorporación del pueblo llano al gobierno y la
sociedad se convirtió en la esencia de la democracia norteamericana”[44].
Wood indica que a través de la
revolución se fue consolidando la igualdad entre los norteamericanos, debido a
la participación de toda la ciudadanía.
“La
igualdad, que era tan crucial para la ciudadanía republicana, adquirió en
Estados Unidos una significación garantizada que no podía ser restringida, y la
gente corriente, cuya inferioridad y necesidad de trabajar la había hecho
despreciable para sus superiores desde los comienzos de la historia, encontró
en la igualdad republicana una poderosa justificación para su amor propio y
para la afirmación de sí misma. En consecuencia, la importante y ancestral
distinción entre caballeros ociosos y vulgo trabajador, que los dirigentes
revolucionarios seguían intentando honorar, se fue difuminando hasta quedar
finalmente disuelta. Al mismo tiempo, el pueblo norteamericano, como origen
republicano de toda autoridad, no estuvo dispuesto a verse representado
exclusivamente por dirigentes señoriales, por muy educados, acomodados o
ilustrados que fuesen. Insistieron en que deseaban que su consentimiento fuese
continuo y explicito, como venían afirmándolo desde los mismos comienzos del
debate imperial”[45].
Gracias a esta concepción de
igualdad, y a la instauración de un gobierno representativo, los
norteamericanos dieron derecho a voto a casi toda la población, para así
consolidar la República y la Democracia. “En la época en que los europeos se
debatían todavía con los problemas de incorporar a los estamentos y otros
grupos sociales en el gobierno, los norteamericanos se apresuraron a conceder
el voto a casi toda la población blanca, masculina y adulta”[46].
Para Wood la sociedad americana
distaba de la europea en su actitud al trabajo y su criterio igualitario, ya
que todos trabajaban.
“Es
posible que nada separase más a los norteamericanos de los europeos, a
principios del siglo XIX, que su actitud hacia el trabajo y su criterio
igualitario y democrático de que todo el mundo debía trabajar. Como todos
trabajaban, y no solo una clase obrera, no es sorprendente que se inhibiera el
desarrollo de un movimiento socialista en Estados Unidos[47]”.
Por lo tanto para Wood la revolución
significo un avance en el plano político y social, ya que a través de ella se
fue consolidando la igualdad social, aunque las diferencias con Europa eran notables.
El proceso revolucionario en si logro una nueva forma de gobierno basada en la
democracia, con la cual todos los ciudadanos podían participar y sentirse
representados.
CONTRASTACION
DE AUTORES
De los
siete autores analizados, a la interrogante de si toda la población de la época
participo en el proceso revolucionario o si solo fue una elite, se puede decir
que aún no está claro el papel que jugaron las elites en la revolución, para el
historiador marxista Howard Zinn claramente detrás de la revolución habían
intereses económicos, y para la filósofa política Hannah Arendt la revolución
fue un paso de la sociedad norteamericana colonial que ya estaba establecida
desde antes y en donde participo la sociedad de la época (todos los hombres
blancos con derecho a voto, excluyendo a los indígenas y esclavos, algo natural
en esa época), para Palmer y Colton, la clase dirigente tuvo que hacer muchas
concesiones para poder conseguir el apoyo popular y sacar la revolución
adelante, con lo cual se vio comprometida toda la sociedad, menos los esclavos,
quienes para la época no eran aceptados socialmente y no eran vistos como
iguales.
En
tanto para Guerrero la sociedad norteamericana se dividió entre los radicales y
los leales a la corona, los que dividieron la opinión pública de la época, en
tanto Morgan establece que solo los colonos dueños de tierras participaron en
el proceso, por lo tanto participo la mayoría de la sociedad, ya que la mayoría
de la población trabajaba y tenía tierras. Kohn postula
que en la sociedad norteamericana de le época no existían clases sociales, la
población formaba parte de una gran clase media que agrupaba a toda la
población, por lo que la mayoría participo en el proceso revolucionario, en
tanto para Wood dentro del mismo proceso revolucionario se fueron dando las
instancias para que toda la población participara, ya que a través de la
declaración de la independencia y la formación de nuevos gobiernos que creían
en la igualdad se logró consolidar la democracia representativa.
Ante
la interrogante de si la revolución perseguía fines sociales o solo políticos,
los autores, entre ellos Howard Zinn, destaca que existían pobres en las
colonias, y que estos fueron tentados por la guerra, ya que era una forma de
conseguir dinero y salir de la pobreza, pero la revolución en si no proponía
cambios en la estructura de la sociedad, Arendt en su obra indica que en las colonias
la pobreza dura, la indigencia, no existía, por lo tanto las reivindicaciones
sociales no estaban incluidas en la revolución. En esto coinciden Palmer y
Colton, quienes indican que la revolución perseguía un fin político, el de
democratizar las instituciones existentes, aunque en su obra no profundizan en
el tema social, solo sostienen que la propiedad cambio de manos, pero no hubo
un cambio sustancial, ya que en esa época la democracia aún no se consolidaba
plenamente.
Para
Guerrero la revolución perseguía fines políticos de autogobierno, y no s podría
hablar de una revolución social, solo de una reforma, ya que los cambios que se
impulsaron no fueron grandes y fueron a largo plazo. Para Morgan el fin
perseguido con la revolución era netamente político, formar un autogobierno
para no depender del imperio, no existía un fin social ya que la población no
tenía las diferencias que existían en Europa. Para Kohn el hecho de que no
existieran las clases sociales en Norteamérica fue lo que impulso una revolución
política, que solo perseguía la autodeterminación de gobernarse ellos y ampliar
sus fronteras geográficas y el comercio. En cambio para Wood el proceso
revolucionario implico cambios políticos y sociales, la revolución logro la
igualdad para todos los ciudadanos de América e instauro un gobierno basado en
la democracia participativa.
CONCLUSION
A
través de los autores estudiados en esta investigación, se puede decir que la
revolución americana si bien presenta consensos en algunos temas, todavía no
tiene una clara definición en otros.
Para
los siete autores la revolución americana no tenía intenciones de cambiar la
sociedad, los colonos no tenían una sociedad estrictamente estructurada,
existía tolerancia religiosa, y por lo menos para Arendt la pobreza no era un
problema, por lo cual la meta de los colonos era consolidar y expandir la
libertad y prosperidad de su estilo de vida, y no cambiar la sociedad a través
de la liberación del hombre.
Los
autores coinciden en que la participación en la revolución fue impulsada por un
grupo de radicales que fueron incorporando al resto de la población en el
proceso revolucionario.
Respecto
a la problemática social, para Zinn está claro que no toda la sociedad
norteamericana fue parte de la revolución, ya que gran parte de la población
eran negros esclavos, indígenas y mujeres, quienes eran inexistentes para las
clases dirigentes, y quienes participaron solo eran los hombres blancos con
propiedades.
Morgan
sostiene que el fin perseguido por la revolución era la igualdad ante otras
naciones, más que la igualdad entre los hombres.
Es
importante señalar que para Kohn no existían las clases sociales en
Norteamérica, por lo cual no se produjo una revolución social como en Francia,
ya que toda la población formaba parte de una clase media, heredada de
Inglaterra en el periodo de la colonia.
Para
Arendt y para Palmer y Colton los grupos dirigentes incluyeron a la mayoría de la
población, ya que la esclavitud era algo natural en la época en todo el mundo,
quienes tampoco fueron incluidos en la declaración de los derechos del hombre
de la Revolución Francesa.
Solo
con el pasar de los años la situación de estos grupos sociales cambiara, las
mujeres lograron el derecho a voto, y los esclavos lograron su libertad solo a
través de la guerra de secesión en 1865. En cambio los indígenas verán como el
expansionismo de los estados acabara con sus tierras y disminuirá su población.
Queda
la duda a través de estos autores, de si en realidad la revolución
norteamericana se trató realmente de una revolución, los siete autores analizados
sostienen que se trató solo de un cambio político en las colonias, ya que desde
antes tenían autonomía para decidir los asuntos importantes, y el concepto de
revolución en la actualidad sostiene un cambio radical, un quiebre total con el
régimen establecido, aunque Arendt propone que el concepto actual está basado
en la revolución francesa, y que para el siglo XVIII una revolución era una
reforma del sistema, queda la duda entonces bajo el sistema de pensamiento
actual, si realmente se puede llamar revolución a la independencia
norteamericana.
BIBLIOGRAFIA
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[1] Guerrero Yoacham, Cristián. Las
Causas de la Revolución Norteamericana y de la Declaración de Independencia.
Pág. 66.
[2] Zinn, Howard. La Otra Historia
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[3] Ibíd. Pág. 74.
[4] Ibíd. Pág. 75.
[5] Ibíd. Pág. 82.
[6] Ibíd. Pág. 82.
[7] Ibíd. Pág 83.
[8] Ibíd. Pág 87.
[9] Ibíd. Pág 88.
[10] Ibíd. Pág 96.
[11] Zinn, Howard. Declarations of Independence. Pág. 9.
[12] Ibíd. Pág 98.
[13] Arendt, Hannah. Sobre la
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[14] Ibíd. Pág. 51.
[15] Ibíd. Pág. 53.
[16] Ibíd. Pág. 76.
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[20] Palmer, Robert. Colton, Joel. Historia Contemporánea.
Pág. 76.
[21] Ibíd.
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[22] Ibíd.
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[23] Ibíd.
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[24] Ibíd.
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[25]
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Causas de la Revolución Norteamericana y de la Declaración de Independencia.
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[26] Ibíd. Pág. 65.
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[28] Ibíd. Pág. 65.
[29] Guerrero Yoacham, Cristián.
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[31] Morgan, Edmund S. El Nacimiento
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[32] Ibíd. Pág. 126.
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[34] Ibíd. Pág. 16.
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[36] Ibíd. Pág. 128.
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[38] Kohn, Hans. El Pensamiento
Nacionalista en los Estados Unidos. Pág. 27.
[39] Ibíd. Pág. 28.
[40] Ibíd. Pág. 29.
[41] Ibíd. Pág. 32.
[42] Ibíd. Pág. 32.
[43] Ibíd. Pág. 32.
[44] Wood, Gordon S. La Democracia y
la Revolución Norteamericana. Pág. 104.cli
[45] Ibíd. Pág. 113.
[46] Ibíd. Pág. 114.
[47] Ibíd. Pág. 118.
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