En 1541 con la fundación de Santiago comienza la política fundacional
de Pedro de Valdivia, que luego sería continuada por García Hurtado de Mendoza,
con el fin de conquistar territorios, a este proceso conquistador se suma la
pobreza y la escasez de minerales de valor y la escasa presencia de mano de
obra nativa para trabajar, debido al despoblamiento al norte de Santiago
producto de la resistencia diaguita al Imperio Inca, esto hizo que se contara
con territorio, pero no con las encomiendas para trabajarlo.
Según Michieli, Valdivia vislumbró la
solución al problema de la ausencia de mano de obra indígena dócil en las
noticias que al parecer tuvo de la existencia de indios agricultores no
belicosos del lado oriental de la cordillera y dentro del territorio otorgado
al reino de Chile. (1994) Por lo que el
gobernador, Pedro de Valdivia, ante la necesidad de contener la rebeldía de los
mapuche y de conquistar nuevas tierras, envía en 1549 al “capitán don Francisco de
Villagra, quien partió del puerto de Valparaíso con destino a Lima y regresó
con los refuerzos volcándose por la vertiente oriental de la cordillera de Los
Andes según expresa indicación del gobernador, para que al mismo tiempo
recorriera y observara la región que luego sería Cuyo e incluso que poblara y
repartiera los indígenas a fin de que pudieran ser llevados a servir a Chile”.
(Michieli, 1994)
"...y
a mi teniente general [Francisco de Villagra] envío al Perú a que traiga
gente y con ella vaya a poblar este verano otro pueblo tras la cordillera de la
nieve, en el paraje del de La Serena, que hay dispusición y naturales para que
el uno al otro se favorezcan..." (VALDIVIA, Carta al Emperador Carlos
V fechada en Santiago el 9-7-1549 citada por Michieli, 1994).
“La particular situación
de falta de mano de obra indígena dócil en Chile para la explotación de tierras
y minas y para el trabajo en general de sustento y adelantamiento de las
instalaciones coloniales, motivó la necesidad imperiosa de búsqueda de esta mano
de obra en zonas cercanas que también pertenecían a la Capitanía General. De
allí que el reconocimiento y conquista de la zona cuyana tuvieran como causa
inmediata la búsqueda de esta mano de obra indígena y la forma de la posterior
concreción de la instalación colonial, la colocación de las bases legales para
la utilización de la misma en Chile”. (Michieli, 1994)
EL CRUCE DE
LA CORDILLERA, ENCUENTRO CON LOS HUARPES
El primer español que paso por la región de
Cuyo fue Francisco de Villagra en 1551, pero el asentamiento estable se inició
con la fundación de la ciudad de Mendoza diez años más tarde en 1561, sin
embargo de igual forma se usufructúa de la mano de obra huarpe, según Cueto la
ocupación es un hecho jurídico e institucional más que real y efectivo, ya que
la presencia es esporádica y tiene por móvil a la sujeción del nativo como mano
de obra mediante su afectación al sistema de encomienda.
Al recibir las noticias de Villagra, Valdivia
ordena la fundación de ciudades en el lado oriental, tal labor se la encarga a
Francisco de Riberos, quien se aboco a la tarea de reunir dinero y hombres para
la expedición, el éxito logrado fue considerable, pero ante el peligro de dejar
despobladas las ciudades recién fundadas en Chile, Valdivia suspende la
expedición. Esto sumado a los intereses de los capitulares de Santiago y La
Serena quienes querían seguir manejando con libertad el sistema de las
encomiendas, hizo que se detuviera la ocupación y la fundación de ciudades.
Entre los años 1551 a 1561 se iniciaron las
encomiendas, en ese primer período, los encomenderos residían en Chile y los
indígenas eran obligados a acudir a servirlos allí, para ser utilizados como
esclavos en las minas,
no se produjo un enfrentamiento con los huarpes, pero si un dominio mediante la
encomienda
El ingreso de Cuyo y la anexión de estas
nuevas tierras a la jurisdicción de Chile, sobretodo de la mano de obra huarpe,
soluciona la necesidad de mano de obra nativa.
Los encomenderos se negaban a la fundación de
ciudades en Cuyo, ya que según la legislación vigente, ellos se debían
trasladar junto a sus encomiendas, siendo para ellos más conveniente la
“encomienda de ausentes”, las cuales consistían en llevar a los indígenas lejos
de su lugar de origen para cumplir labores en otras ciudades.
La escaza mano de obra de Chile, debido al
carácter belicoso de los mapuche, la escaza población nativa y la falta de
esclavos negros, es reemplazada por las encomiendas de Cuyo.
Hasta la década de 1580, el destino de los huarpes encomendados eran las
minas de Chile y desde 1580 en adelante, las unidades agrarias chilenas que
producían fundamentalmente trigo para el mercado limeño.
Como consecuencia de la encomienda, los indígenas huarpes fueron
disminuyendo, esto según Cueto debido a la docilidad y pacificidad del huarpe,
la necesidad de mano de obra en Chile y el carácter de conquistador del
español. Producto de la misma encomienda, los repetidos viajes del nativo fuera
de su medio generan desarraigo, la perdida de vínculos y la transculturización.
Una vez
fundadas en 1562, las provincias de Cuyo dependerían de la Capitanía de Chile,
razón por la cual los traslados de indios en encomienda continuaron. Normalmente se llevaban a los hombres;
las mujeres con sus hijos quedaban abandonadas o bien los seguían, y perecían
en el camino. Muchos huarpes, atemorizados por esta práctica, se escondían en
parajes apartados, donde también terminaban muriendo por falta de sustento y generalmente por
congelamiento cuando intentaban huir a través de la cordillera.
Un censo de indios de 1679 indica que en poco más
de cien años, la población huarpe de San Juan había pasado de varios miles a
unas pocas centenas. Contribuyeron también a la extinción algunas sublevaciones
contra los españoles, a pesar de la naturaleza pacífica de estos pueblos.
EL PUEBLO
HUARPE
La palabra Huarpe, se traduce como los
"descendientes directos de la divinidad". Estos se ubicaron en la
llamada Tucuma o Caría sobre el río San Juan y los alrededores, en los valles
de Huentota.
Los
Huarpes habitaron lo que hoy se denomina región de Cuyo, señala hasta la
actualidad una región argentina formada por las actuales provincias de Mendoza,
San Juan y San Luis. Estas constituyeron en el pasado la "provincia de
Cuyo del reino de Chile", es decir la parte de la antigua Capitanía
General de Chile que quedaba al este de la Cordillera de Los Andes, hasta que
en 1776 pasó a integrar el Virreinato del Río de La Plata.
Los restos arqueológicos y las crónicas,
especialmente de religiosos españoles, indican que los huarpes eran delgados y
altos. Los hombres tenían una estatura media de 1,70 metros y las mujeres
de 1,60. Tenían el cráneo alargado, la piel oscura y abundante vello,
además de un cabello lacio y renegrido, que usaban largo y suelto. Los hombres
se rasuraban la barba. Las crónicas de la época así como los estudios
posteriores coinciden en que los huarpes eran pacíficos, no usaban armas ni guerreaban
con otros pueblos. Tenían fama de excelentes rastreadores. Entre sus ideas
morales, los historiadores destacan la fuerte condena de este pueblo al engaño
y la mentira”. Vivían en grupos pequeños, dirigidos por un cacique, que era el
propietario de la tierra. El cacique o amta
era el encargado de la organización y protección del grupo. La sucesión del
poder era hereditaria, hacia el primogénito varón. Había también una
jerarquía de jefes políticos, religiosos e inclusive princesas de sangre o
ñustas La base de la organización social era la familia. Los huarpes le daban
mucha importancia a los lazos de parentesco. Algunos grupos de esta cultura,
originariamente cazadora-recolectora, incorporaron con el tiempo la agricultura
y la ganadería. Los grupos se ubicaban en tierras regadas por redes de canales
y acequias que ellos mismos construían para garantizaban el riego del maíz, la
quinoa, el poroto, la calabaza y el mate. El maíz o choclo fue entonces
fundamental en su dieta; lo comían asado o cocido y también lo secaban al sol para
obtener chuchoca que consumían molida. Criaban llamas y guanacos para
alimentación y transporte. (Fundación Bataller, 2010)
Los huarpes se vieron sometidos por los Incas
alrededor del año 1480, como parte de la política expansionista incaica,
llegaron a la actual región de Cuyo y ocuparon hasta el río Diamante (hoy
Mendoza) y en San Juan ocuparon la zona de la Cordillera hasta la Precordillera.
Con la llegada del español, se hablaba de que en ese entonces había en el país de Cuyo
entre 20 y 30 mil naturales. Un siglo después este pueblo ya estaba en camino a
su desaparición.
Una gran proporción de la población huarpe fue llevada
a trabajar a las minas de Chile. El traslado de los indígenas de Cuyo había
comenzado en 1551 cuando Francisco de Villagra descubrió esta región.
CONCLUSION
Cuando Valdivia llego
a Chile, no tenían mano de obra, producto de la rebelión constante de los indígenas
del sur. En sus cartas Pedro de Valdivia indica que si no se encontraban indios
acostumbrados a servir del otro lado de los Andes (en Cuyo), para llevarse como
mano de obra a Chile, las ciudades de Santiago y La Serena iban a despoblarse.
Por lo tanto los españoles fundaron San Juan y Mendoza, y se llevaron a los
indios a trabajar a Chile. Las poblaciones y las fundaciones de las ciudades
fueron exclusivamente para ampararse bajo la legalidad y así conseguir fuerza de trabajo para Chile.
Por lo tanto y bajo
los antecedentes anteriormente expuestos, las encomiendas huarpes traídas desde
Cuyo resultaron de vital importancia para la economía de Chile en el siglo XVI,
ya que gracias a esta mano de obra se pudo explotar los yacimientos mineros y
posteriormente cultivar la agricultura, que no habría sido posible con la
escaza mano de obra indígena presente en Chile en esa época.
Las consecuencias del
sometimiento huarpe al sistema de encomiendas dejo como gran consecuencia, la
disminución de su número y la posterior eliminación y mestizaje de los
indígenas restantes, “para explicar la desaparición de los huarpes postulando
que la misma se habría producido debido a una progresiva aculturación y
mestización, que los habría transformado finalmente en “criollos”. Sin embargo,
estos argumentos tienen dificultades para demostrar la desaparición de los
huarpes, ya que dependen de interpretaciones muy difíciles de precisar sobre
los umbrales étnicos y raciales que determinarían específicamente la “pérdida”
de identidad. Más allá de la imposibilidad de establecer un peso demográfico
masivo europeo en los primeros siglos de la conquista, el argumento de
mestizaje racial “blanqueador” sugiere la biológicamente discutible
preponderancia de la sangre europea en la medida en que se asume como única
ascendencia significativa de la población regional. En el segundo caso, en una
matriz claramente evolucionista y esencialista, se afirma que la cultura
indígena (imaginada como estática) fue “aculturada” a favor de la cultura
española, cuyos cambios no son vistos como una pérdida de sustancia. (Escolar,
2007)
REFERENCIAS
·
CUETO, Adolfo Omar. Ocupación y Fundación de Ciudades en el
Chile Oriental. Cuyo en los Tiempos Iníciales.
·
ESCOLAR, Diego. (2007)
Los Dones Étnicos de la Nación:
Identidades Huarpe y Modos de Producción de Soberanía en Argentina.
Prometeo Libros. Buenos Aires
·
GARAVAGLIA, FERNANDEZ, Juan Carlos y Juan Marchena. (2005) América Latina de los Orígenes a la
Independencia. Editorial Crítica. Barcelona
·
MICHIELI, María
Teresa. (1994) Antigua Historia de Cuyo.
Ansilta Editora. San Juan.
Documentos Electrónicos
·
FUNDACION BATALLER,
PERTENECIENTE A LA INSTITUCION SIN FINES DE LUCRO PARA LA PRESERVACION DE SAN
JUAN. Los Huarpes consultado el día 2
de noviembre de 2010. http://www.fundacionbataller.com.ar/enciclopedia_visual/paginas/huarpes.php
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