Ayer domingo se celebró en Chile el día de las madres, con todo lo que ello conlleva.
Hace 9 años que no vivo con mi mamá, me fui a los 17 años a vivir a Temuco, al entrar a la Universidad y estuve 5 años ahí, al terminar periodismo el año 2008 volví por un par de meses a vivir con ella mientras construía su casa nueva.
Volver al nido después de tanto tiempo no resulto como esperaba, el pueblo donde crecí no me ofrecía posibilidades para desarrollarme profesionalmente, y esos meses fueron desastrosos… aunque mi mamá soñaba con que me quedará viviendo allá.
Cuando tome la decisión de irme fue la persona que más sufrió, y hasta el día de hoy yo creo que me extraña. Tenemos nuestras diferencias, y se notan cada vez que viajo, al segundo día ya me está echando, pero aun así me llama todos los días por teléfono y siempre está preocupada por mis estudios, que no trabaje tanto, que me cambie de trabajo y que no pase frío ni hambre.
Cuando decidí estudiar otra carrera fue la primera persona que me apoyo, aunque quería que eligiera otra, pero con el tiempo entendió que la historia es lo que me gusta.
Sé que quizás no soy la hija que esperaba, no soy como las hijas de sus amigas o como mis propias amigas, no tengo un trabajo bien remunerado, ejerzo mi profesión casi por amor al arte y estudio una carrera que no tiene muchas expectativas económicas, pero creo que no cualquiera saca 2 carreras y trabaja a la vez, estudia idiomas paralelamente, saca buenas notas y sea una buena hija.
Lo único que me importa en relación a mi familia, es que mi madre se sienta orgullosa de la hija que educo, que a pesar de no tener grandes recursos económicos, y tener una familia disfuncional, su esfuerzo no fue en vano.
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