En el siglo XIII nace en
Europa un nuevo estilo arquitectónico denominado “gótico”, que impone una nueva
forma de concebir la construcción de iglesias y catedrales. Las características
de este nuevo estilo destacan por su altura e iluminación, que difieren de las
obras construidas hasta esa época.
Para algunos historiadores del
arte, el gótico es una evolución de otro estilo nacido en la edad media, el
románico, que según el historiador Ernst Gombrich nace en Inglaterra con el
desembarco de los normandos, “quienes llevaron consigo un estilo arquitectónico
ya desarrollado, que se conformó en Normandía y en otros lugares durante su
generación”. (171) Gombrich señala que las autoridades eclesiásticas y los
nobles, “comenzaron pronto a ejercer su poder fundando abadías y monasterios.
El estilo en que se erigieron esas construcciones se conoce con el nombre de
estilo normando en Inglaterra, y estilo románico en el continente”. (171)
Para Gombrich el estilo gótico
nació en el norte de Francia y lo considera más que una innovación técnica, “fue
el descubrimiento de que el método de abovedar las iglesias por medio de vigas
cruzadas podía ser desarrollado mucho más consecuentemente y con más amplios
propósitos que los imaginados por los arquitectos normandos”. (185)
Watson en su libro La Construcción de la Catedrales Medievales coincide
con Gombrich, en que el gótico sustituyó al románico, “en el 1200, un estilo
nuevo al que llamamos "gótico" estaba sustituyendo al tipo de
edificación normanda”. (38)
Las diferencias entre el
gótico y el románico no solo se dan en el ámbito arquitectónico, “en
comparación con la arquitectura normanda, los principales rasgos del gótico
fueron: arcos apuntados, ventanas más grandes, muros más delgados pero más
fuertes, un hábil uso de los contrafuertes y tejados abovedados de piedra” (Watson
38), sino también en la ubicación, “el arte románico se había afirmado
principalmente en una realidad extraurbana y había afectado de manera más
particular a los monasterios. El arte gótico es, ante todo, urbano y afecta a
las catedrales”. (Erlande-Brandenburg 133). El nacimiento del arte gótico
coincide con el renacer y el despertar de las ciudades en la Edad Media, según
Gombrich,
“a
mediados del siglo XII, cuando empezó a desarrollarse el estilo gótico, Europa
era todavía un continente de labradores poco poblado, con monasterios y
castillos feudales como centros principales de poder y cultura. La ambición de
las grandes sedes episcopales de poseer grandes catedrales propias fue la
primera señal de un despertar del orgullo cívico de las ciudades”. (207)
Esta diferenciación de rural y
urbana es tan aceptada que la “renovación de las catedrales y arte gótico se
hallan tan estrechamente ligados que es difícil imaginar que no vayan parejos.
En nuestro imaginario, una abadía es románica; una catedral, gótica”. (Erlande-Brandenburg
133)
Otro ámbito en donde se
diferencian es lo espiritual,
“la
diferencia entre arte románico y arte gótico no se reduce a diferencias en la
construcción: ha variado también la participación en las ceremonias del
servicio divino. O sea que, si bien el dogma permanece invariable, lo que se ha
modificado es el sentimiento piadoso. El gótico entraña una nueva piedad de la
Edad Media cristiana, caracterizada por un anhelo de participar de manera más
inmediata en las verdades reveladas”. (Jantzen 34-35)
Para el historiador Hans Jantzen,
a diferencia de Gombrich, el gótico no representa una evolución del románico,
sino más bien un arte distinto,
“fue
en las regiones del norte de Francia, alrededor de París – Ile de France,
Champagne, Picardía-, donde, en la segunda mitad del siglo XII, surgieron los
conceptos decisivos que plasmarían el arte gótico. Las sedes episcopales
(catedrales) de esa región –tales como las de Noyon, Senlis, Paris. Laon-, así
como otros edificios menores, hablan un lenguaje arquitectónico que, en
comparación con las construcciones eclesiásticas del estilo “románico”, nos
impresiona como moderno. Mas ello no debe entenderse como que el gótico se
hubiera “desarrollado” a partir del románico. Precisamente en las regiones de
Europa en las que la arquitectura románica produjo sus manifestaciones más
características, en el centro y el sudoeste de Francia, en Renania, en Baja
Sajonia, en el norte de Italia, no surgió nada gótico. Estos hechos no concuerdan
con una “explicación evolutiva de la historia”. Digamos más bien que las
grandes tendencias estilísticas del arte occidental son creaciones espirituales
que, debemos definir como entelequias. El arte gótico es una de tales
entelequias estilísticas”. (11)
Para el Abad Suger, edificador
de la abadía real de Saint Denis, la majestuosidad del gótico representa la
majestuosidad de Dios y la Iglesia, y creía que a través del mundo material se
debía ensalzar la majestuosidad de Dios sin escatimar en recursos, ya que a
través del regocijo material podíamos transportarnos al goce espiritual. “El
mundo gótico se vincula a los primeros tiempos de la Iglesia, la que no había
vacilado en planificar a lo grande”. (Erlande-Brandenburg 133)
El estilo gótico no fue un
estilo homogéneo dentro de Europa, por lo que es difícil encasillar a todas las
obras de esta época como góticas. El punto en donde todas confluyen es en el
fin religioso de sus construcciones, para Jantzen:
“lo
que llamamos arte gótico no comprende, ni en la arquitectura ni en las artes
plásticas, un cúmulo homogéneo de monumentos artísticos: el gótico del siglo
XIII presenta un aspecto distinto al de los siglos XIV ó XV; ello no obstante,
parecería que todas las manifestaciones artísticas góticas pudieran reducirse a
un común denominador. Este denominador reside en una actitud fundamental propia
del hombre occidental, actitud que determina su relación con el más allá
–dentro de la fe cristiana- y con este mundo, en calidad de medio ambiente.
Como fenómeno histórico, el arte gótico se difunde a partir de su lugar de
origen, el norte de Francia, hasta convertirse en el estilo sagrado de toda
Europa, aunque adoptando distintos matices según las condiciones que ofrecían
los diversos pueblos y países de Occidente”. (7)
Concepto
Gótico
El término gótico nace en el
Renacimiento, como una forma despectiva de tratar al arte de la Edad Media, “lo
empezaron a utilizar quienes admiraban la arquitectura de Grecia y Roma, y como
los godos fueron una de las tribus guerreras que derribaron al Imperio Romano,
el término "gótico" sugería un distanciamiento bárbaro con
respecto a las obras romanas civilizadas”. (Watson 38)
Fue Giorgio Vasari el
responsable del término, el historiador italiano del siglo XVI se refería como
gótico “al "oscuro" arte de la Edad Media, que vino a
introducirse entre un glorioso pasado, el arte de la Antigüedad clásica grecorromana,
y su propia época, el Renacimiento”. (Hatje 283) Para los artistas italianos
del Renacimiento, el arte gótico era sinónimo de bárbaro y su origen germánico,
responsabilizando a los godos de todas las formas artísticas de representación
de la Edad Media. “En esta misma actitud se mantendrán los siglos posteriores,
incluido el Neoclasicismo, hasta, aproximadamente, los comienzos del s. XIX;
para los historiadores de estos siglos todo el arte medieval, sin excepciones
ni matices, se resumía despectivamente bajo el concepto de "gótico"”. (Hatje 283)
Para los renacentistas, el
arte medieval decayó producto de las invasiones bárbaras,
“la
Antigüedad poseyó un arte que fue dechado de toda perfección. Entonces, después
del ocaso del florecimiento artístico antiguo, vinieron los bárbaros, los
vándalos, los godos, los lombardos y hunos, todos los ultramontani que trajeron consigo una irremediable decadencia del
arte. Sólo en el comienzo de lo moderno, o sea del Renacimiento italiano,
volvía a cobrar el arte una vida nueva, para llegar a su culminación en tiempos
de Miguel Ángel”. (Jantzen 184)
Para el historiador del arte
Erwin Panofsky, los historiadores del arte italiano del Renacimiento
“pensaban
que el arte clásico había sido derrocado al comenzar la era cristiana, y no
había vuelto a resucitar hasta que sirvió de fundamento al estilo del
Renacimiento. A su juicio, las causas de ese derrocamiento habían sido las
invasiones de los pueblos bárbaros y la hostilidad de los primeros sacerdotes y
eruditos de la cristiandad. Discutiendo de esta forma, estos autores antiguos
tenían razón a la vez que andaban equivocados. Andaban equivocados en la medida
en que no se produjo una ruptura absoluta de la tradición en el transcurso de
la Edad Media: las concepciones literarias, filosóficas, científicas y
artísticas de la época clásica habían perdurado a través de los siglos,
particularmente después de haber sido deliberadamente resucitadas en la época
de Carlomagno y de sus descendientes. Y sin embargo, tenían asimismo razón en
cuanto que la actitud general respecto a la Antigüedad sufrió una radical
transformación al iniciarse el movimiento que condujo al Renacimiento. La edad
media no dejó de apreciar en absoluto los valores visuales del arte clásico, y
prestó siempre un profundo interés a los valores intelectuales y poéticos de la
literatura clásica”. (59)
El prejuicio de los
renacentistas alcanzó a uno de los precursores del romanticismo, Goethe, quien al
visitar la catedral de Estrasburgo, “en la que esperaba encontrar una bárbara
mezcla de elementos "desordenados, antinaturales, amontonados,
remendados y recargados"; pero ante la grandiosa audacia de este
edificio descubre con asombrada admiración la arrolladora fuerza y originalidad
del Gótico”. (Hatje 283)
En el siglo XIX comienza una
reacción contra la postura de los renacentistas, un renacimiento del arte
medieval y del gótico. “El concepto de "gótico", hasta entonces
cargado exclusivamente de connotaciones negativas, se va llenando de nuevo
contenido; se convierte en una denominación positiva, y se comienza a
distinguir ya claramente el arte románico del Gótico”. (Hatje 283)
Esta nueva forma de mirar el
arte medieval y sobretodo el estilo gótico otorgó un nuevo punto de vista para
explicar el arte de esta época. “Lo que hubo de radicalmente nuevo en la
contemplación romántica de la Edad Media fue el reconocimiento de que el arte
medieval, como arte cristiano, debe explicarse desde puntos de vista muy distintos
de los que rigen para la Antigüedad o para la época posrenacentista”. (Jantzen 186)
Para el historiador del arte Émile Mäle,
“la
edad media concibió el arte como una pedagogía. Todo aquello cuyo conocimiento
le resultaba útil al hombre: la historia del mundo desde su creación, los
dogmas de la religión, los ejemplos de los santos, la jerarquía de las
virtudes, la variedad de las ciencias, de las artes y de los oficios, se lo
enseñaban las vidrieras de las iglesias y las estatuas de las portadas”. (9)
Por
lo tanto el arte gótico y medieval no pueden ser mirados de la misma forma que
los demás estilos artísticos que se han desarrollado a lo largo de la historia,
ya que no tienen el mismo fin.
Producto de esta nueva mirada
a la Edad Media, según Hatje los hombres del siglo XX sentimos atracción del
arte gótico desde nuestro propio sentimiento expresionista de la vida, por la
fuerza y el vigor que expresa el arte gótico, y por el dinamismo de su
arquitectura. “A la época de la tecnificación le interesa del arte gótico,
especialmente, la unidad entre la audacia técnica de sus arquitectos y la forma
artística. La nueva concepción del arte que se implantó con el Gótico está muy
próxima, en general, a nuestra sensibilidad de hombres del s. XX”. (Hatje 283)
En
la actualidad es muy poco lo que logramos entender de la arquitectura y los
simbolismos de las catedrales góticas, “el cristianismo de la Edad Media se ha
perdido y, en el curso de los siglos, las formas de expresión del gótico
modificaron su valor” (Jantzen 7), y esta es una de las razones por las cuales
se consideró al gótico como un vacío en la historia del arte, un arte bárbaro
inentendible, o al que no valía la pena entender.
Según
el historiador del arte Hanz Jantzen,
“hoy
admiramos las catedrales góticas, pese a que las condiciones del siglo XX no
nos permiten comprender sin más ni más las condiciones en que surgieron
aquellas catedrales de los siglos XII y XIII. Se han conservado en su
existencia material, sí, pero son sus dimensiones espirituales las que parecen
mantenerse secretas. Tampoco conocemos suficientemente las leyes de su efecto
artístico, porque ya no somos hombres de catedrales: aunque nos lo
propusiéramos, ya no podríamos construir catedrales góticas”. (8)
Bibliografía
·
Erlande-Brandenburg, Alain. La Catedral. Madrid:
Ediciones Akal, 2006. Impreso.
·
Gombrich, Ernst H. La Historia del Arte. Londres:
Phaidon Press Limited, 1997. Impreso.
·
Hatje, Ursula. Historia de los Estilos
Artísticos Volumen 1. Madrid: Ediciones Istmo, 1995. Impreso.
·
Jantzen, Hans. La Arquitectura Gótica. Buenos Aires,
Ediciones Nueva Visión, 1985. Impreso.
·
Mäle, Émile. El Arte Religioso del Siglo XIII
en Francia: el Gótico. Madrid: Ediciones Encuentro, 2001. Impreso.
·
Panofsky, Erwin. El Significado en las Artes Visuales.
Madrid: Editorial Alianza, 1985. Impreso.
·
Watson, Percy. La Construcción de las Catedrales
Medievales. Toledo: Ediciones Akal, 2006. Impreso.